La inmovilización de microorganismos o células por adhesión o adsorción a una matriz previamente conformada, está basada en su afinidad por las superficies sólidas durante el crecimiento. Este tipo de inmovilización puede lograrse, si se ponen en contacto durante un período de tiempo definido, un soporte inerte con células activas en crecimiento. Sustancias químicas adicionales son innecesarias, y la inmovilización se lleva a cabo durante el crecimiento.
No obstante la simplicidad y versatilidad de esta técnica, su uso está restringido por la fuerza y la capacidad de adhesión, la cual depende usualmente de las condiciones ambientales (pH, fuerza iónica). El empleo de velocidades elevadas de flujo como método de selección, en un lecho fluidizado, produce buenos resultados. Estos sistemas de células vinculadas a superficies (biopelículas) se usan ampliamente en el tratamiento de aguas de desecho.